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agosto 02, 2010

Descifra estos trazos amantes de mi locura invernal...
Permiteme difuminar las sombras viriles de tu espalda,
ensuciarte del oleo de mi guerra y borrar la sangre de tus lágrimas pasadas.

Saborea con tus manos mis acaloradas y exasperadas discusiones con la política abusiva de mi realidad...
...Revolucioname las intenciones.
Déjame armar una batalla en tu cuello y sonreir con lo positivo de tus causas.

Tu experiencia y mi mundo hormonal.
Tus chistes y mi vino.

...y acampemos lejos de las balas de la conformidad, desnudos de las bestias del hastío, colgados del vértigo de nuestras pieles.

Tu calma analítica, mi impaciencia ahogada.
Mi amor que es comunista, el tuyo sin causa.

Prefiero que, en los días de logística, cuando me encuentre inmersa en el activismo de mi revolución pasional y nostalgica, me grites con parlante las locuras sucias de tu herencia; y en las noches, frente a las fogatas de la tregua, me susurres los suspiros de los que aún es dueño mi ombligo. Para que, en las madrugadas de vigilia, te fumes, al ritmo de tu europa, la añoranza enferma de mi trova.

Rompe los muros de mi frontera, tantas veces amenzada por conformistas innatos disfrazados de conservadores de vida y pigmentos... y mientras suceda la invasión, pinta una mordaza a mis piernas ruidosas, la misma que morderas después, sin pensarlo, para acallar el llanto ingenuo de la conquista.

...y con un beso de tu whisky, y el olor de mi pelo, vamos a enterrar nuestras risas con mis muertos, y asi ensuciarlas con tu tierra ansiosa...
...para colmarlas de la eternidad de los restos.

Y que al fin, nos atrape el tormento de la lucha inventada, entre la niebla, tus cadenas y mis muslos...

Acorazados en una carcajada.

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