El sol que no pudo ser testigo de besos enloquecidos.
Las lágrimas rebeldes que se deslizaban por mi cara se alzaron al entender tan dolorosa verdad:
ya no ves mi luz, ya no escuchas mis campanadas, ya se borraron los rastros de mi pelo...
Estoy derramando la sangre de la derrota, padeciendo el dolor de las heridas, llorando esta muerte.
He perdido la guerra.
Cool, digo, Más que eso! Brillante...
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